Al amparo de la tarde, que declina lentamente,
sepultando el poderío de su luz en Occidente,
donde ostenta el sol la sangre de su túnica imperial,
y a través de la floresta deliciosa, cuya trama
es un palio de berilos rumorosos, se derrama
el clarísimo torrente roto en hebras de cristal.
Bajo el rústico tejido de una endeble pasarela
van formando los raudales un arroyo donde riela
la agonía del crepúsculo con su trémulo fulgor,
y la linfa transparente, mientras corre por su lecho,
va diciendo estas palabras con dulcísimo rumor:
-Soy el agua cristalina; con mis besos van las flores
transformando sus capullos en corolas de colores
que dan vida y dan aromas al ambiente del vergel,
y, al nacer alegremente las mañanas del estío,
son joyeles de brillantes mis ofrendas de rocío
en los pétalos carnosos de la rosa y el clavel.
A la sombra del oasis, mi corriente limpia y pura
es caricia y es consuelo y es torrente de frescura
que amortigua dulcemente la fatiga y el calor
de los pobres peregrinos que en penosa caravana
van en busca de una tierra que parece más lejana
a través de las arenas del desierto abrasador.
Yo conduzco por los mares, a las playas más remotas,
los veleros que , volando cual bandadas de gaviotas,
se deslizan por mi zarca superficie de cristal,
y, al tenderme en las orillas rubicundas, mi oleaje,
convirtiendo la belleza de su espuma en un encaje,
es adorno indescriptible sobre el áurico arenal.
Cuando nace mi soberbia, salto setos, rompo vallas,
quiebro diques, rasgo muros y echo a tierra las murallas
más altivas y más rudas que en el mundo pueda haber,
y asolando las campiñas y las casas con encono,
yo destruyo, desbarato, desmenuzo, desmorono
cuanto encuentro, que no hay fuerza que resista mi poder.
Soy canción sobre la fuente; soy espejo en los estanques;
soy la ruina de los pueblos en mis bélicos arranques;
soy la gota y el torrente; lo soy todo y no soy nada,
y en los ratos de amarguras de la vida despiadada,
asomándome a los ojos, soy consuelo del dolor.
G. GONZÁLEZ DE ZABALA.
sepultando el poderío de su luz en Occidente,
donde ostenta el sol la sangre de su túnica imperial,
y a través de la floresta deliciosa, cuya trama
es un palio de berilos rumorosos, se derrama
el clarísimo torrente roto en hebras de cristal.
Bajo el rústico tejido de una endeble pasarela
van formando los raudales un arroyo donde riela
la agonía del crepúsculo con su trémulo fulgor,
y la linfa transparente, mientras corre por su lecho,
va diciendo estas palabras con dulcísimo rumor:
-Soy el agua cristalina; con mis besos van las flores
transformando sus capullos en corolas de colores
que dan vida y dan aromas al ambiente del vergel,
y, al nacer alegremente las mañanas del estío,
son joyeles de brillantes mis ofrendas de rocío
en los pétalos carnosos de la rosa y el clavel.
A la sombra del oasis, mi corriente limpia y pura
es caricia y es consuelo y es torrente de frescura
que amortigua dulcemente la fatiga y el calor
de los pobres peregrinos que en penosa caravana
van en busca de una tierra que parece más lejana
a través de las arenas del desierto abrasador.
Yo conduzco por los mares, a las playas más remotas,
los veleros que , volando cual bandadas de gaviotas,
se deslizan por mi zarca superficie de cristal,
y, al tenderme en las orillas rubicundas, mi oleaje,
convirtiendo la belleza de su espuma en un encaje,
es adorno indescriptible sobre el áurico arenal.
Cuando nace mi soberbia, salto setos, rompo vallas,
quiebro diques, rasgo muros y echo a tierra las murallas
más altivas y más rudas que en el mundo pueda haber,
y asolando las campiñas y las casas con encono,
yo destruyo, desbarato, desmenuzo, desmorono
cuanto encuentro, que no hay fuerza que resista mi poder.
Soy canción sobre la fuente; soy espejo en los estanques;
soy la ruina de los pueblos en mis bélicos arranques;
soy la gota y el torrente; lo soy todo y no soy nada,
y en los ratos de amarguras de la vida despiadada,
asomándome a los ojos, soy consuelo del dolor.
G. GONZÁLEZ DE ZABALA.
Esta poesía, la encontré en un libro antiguo.
ResponderEliminarEs un libro de grámatica castellana, editado en
el año 1932.
Pondré en el blog, algún escrito más de este libro, estoy segura que os van a gustar.
jooooooo, es muy larga, Yaiza, toy cansato, jeejjejejjee, pero me dá que torrente y posia no ligan, jajajajajajjajajajjajaa un abrazo, ta claro, torrente no me cae bien jajajjajajaja
ResponderEliminarVes hoy ya me lo e leido, jejeje a un que leer no es lo mio, ya el YAYO losabe, pero es bonita, felicidades.
ResponderEliminarEs muy bonito, precioso, con palabras empleadas muy poco en el lenguaje habitual, pero significativas en la rima y metrica.
ResponderEliminarTe comprendo pato, se que es duro para ti, pero merece la pena leerlo.
JUBAMA
El torrente que recuerdo
ResponderEliminarEl torrente que recuerdo ser parte de mi niñez
Tiene aguas cristalinas y árboles con altivez
Infinidad de pajarillos que a su rumor trinaban
Y miles de mariposas que a su espejo se asomaban
Recuerdo con gran ternura la alegre algarabía
Que armaban al ir por agua toda la chiquillería
Que con los pies en su corriente podían pasar las horas
Mientras disfrutaban del fruto que daban las zarzamoras
Racuerdas tu el torrente del que hablo Yaiza? a mí aun se me pone un nudo en la garganta cuando recuerdo aquellos dias de vera no cuando ibamos a por agua
wenass
ResponderEliminarsoy oscar
pasate x mi metroflog
www.metroflog.com/chikiliwatza
ya sabes weno asta esta tarde
xau
att oscar
Lo recuerdo y me encanta como lo has rememorado.
ResponderEliminar¡ Que triste que ya no esté !
Pero que bonito poderlo recordar.
¡¡¡ Un beso de tu tata !!!
joer, que metrica poetica, adivinica y chuletera, aminimo paeces mi guarda espardas, jajajajajjajaajjaajaaaaaaaaaa
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